Mi mejor nivel atlético siempre será una duda. Lo digo completamente en serio, aunque sea un “payaso” corredor. En mi momento bueno allá por los 22 años me federé por primera vez con el equipo de atletismo de mi universidad. Sin embargo, un par de lesiones mal curadas y varios diagnósticos erróneos me llevaron al dique seco durante casi tres lustros. Tenía asumido que no podría volver a correr.

Con aquello de la crisis de los cuarenta me decidí a intentarlo de nuevo. Por fin me dieron un diagnóstico acertado (síndrome del piramidal) y no me lo pensé mucho, me fui casi sin preparación a por mi primera maratón, que fue el 27 de junio de 2015 con una increíble marca de 3:39:18 Desde entonces he podido ir mejorando en muchísimos aspectos para intentar recuperar ese nivel que desconozco cuál podría haber sido en mi época sénior.

Lo más importante es que en estos últimos siete años he podido correr con continuidad, sin lesiones, y disfrutando mucho de este deporte / pasión / enfermedad que es el atletismo. En este tiempo me han ayudado un montón de personas, tanto amigos como profesionales del mundillo y soy el atleta que soy a día de hoy, en gran parte gracias a ellos.